Entrega VII
Por Valentín García
En esta ocasión me voy a permitir
haceros participe de un hecho cierto acontecido no hace mucho por entender que
mi de edad y mi condición de jubilado,
me conceden el derecho, creo que bien ganado, de reflexionar como lo que soy.
Y apoyado en la certeza de que la
edad suele jugar a favor de inventario cuando los años transcurridos sirven de
experiencia para mejorar criterios y conocimiento, aquí dejo la respuesta que
di a un necio que puede servir de respuesta a todos los necios que nos rondan.
Ela aquí representada en prosa
con ánimo de quitar hierro a la justa indignación:
"A veces la
duda se convierte en factor de difícil resolución. Soy persona apasionada que
de joven los conflictos los resolvía sin dudar, guiado por el sentimiento que
da pie a la efusión.
Hoy la edad, al
contrario de lo que se pudiera suponer, no me ha ayudado en nada a atemperar el
ánimo. Sigo con la misma pasión de mi juventud; sin embargo si me ha servido
para aprender a reflexionar, manejar los
tiempos suavizando la inflexión.
Desde hace un par
de días me muevo entre la duda de si dar cumplida respuesta al comportamiento
de un individuo de mente poco desarrollada, que devorado por la envidia, lanza
la piedra y esconde la mano
Es sin duda este,
un comportamiento despreciable donde los halla y que haría enrojecer a
cualquiera con algo de dignidad y que sin embargo a él, le sirve de regocijo en
un alarde de infinita necedad
Esto, o por el
contrario, asentado en la prudente reflexión, doy como respuesta el desprecio
de la indiferencia como castigo a inteligencia tan de tan ínfima condición.
El cuerpo me pide lo primero, sin embargo el sensato razonamiento me aconseja
no caer en la tentación de seguir su juego. Y en ello me hallo, sin saber a
ciencia cierta si es más prudente el arrebato o la paciencia.
Y tras reflexionar sobre mi anterior escrito en referencia a la lógica de la
razón, asiento el ánimo y me consuelo razonando que tengo por cierto que hay
quien presume de ignorante, y como presumir de aquesto, es cosa necia y barata,
que presuma sin descanso si en ello encuentra satisfacción que calme su
bobalicona ignorancia.
Que se lleve ese estúpido honor, y que por
estúpido presuma donde presumen los necios de semejante tontería.
Que presuma allá donde quiera que el necio y el estúpido en ignorancia compitan,
pues es cosa sabida que el estúpido y el ignorante, con el necio rivalizan.
Que presuma cuanto
quiera de su ignorancia que ya es sabida, pues no es poca cosa que tal cosa
reconozca y en su ignorancia persista.
Que para aquesta
experiencia que lleva tan bien traída, no se precisan alforjas de
conocimientos, bástale una humilde bolsa repleta de necias y tontas inventivas.
En su ignorancia se consuele, pues de condición dos cosas son ciertas: la
primera escasa talla que a entender no alcanza por muchas cuñas póngase en las
calzas; y la segunda y mas cierta, que precisa de imaginativo saber para
escribir con causa de ser entendido y a eso su conocimiento no alcanza.
¿Sera por la edad
el presumir de ignorancia?...¿Sera por la edad el presumir de aquestas
hazañas?..¿.Sera por la edad presumir de estupidez soberana?
Se puede presumir
de muchas cosas y todas ellas se darán por bien empleadas, pero presumir de
semejantes sucesos, solo está al alcance de mentes opacas, poco desarrolladas.
Necio proceder de quien en forma tan estúpida se apoya para distinguirse de los
demás dando lecciones que no alcanza a entender ni por acción u omisión de
texto, lectura o comprensión.
Y en su necio
entendimiento, aplaude con las orejas lo que escriben los amigos y critica con
fiereza lo que dicen los demás aunque escriban lo mismo.
Es más, critica en lo absurdo cuando alguien
dice, lo que dijo el mismo. Por criticar que no quede, que es el sustento que
le mantiene activo.
Pero que critique
con acierto, no de forma burda, maliciosa, tirando la piedra y escondiendo la
mano".
No hay comentarios:
Publicar un comentario